domingo, 18 de octubre de 2009

00537.........(Prefijo Habana)

Mi última llamada a la Habana fue el 15 de este mes en ocasión del cumpleaños de mi madre. Mi vieja se llama Teresa y como todas las madres, es una más que es la mejor del mundo. Desde hace doce años el teléfono es mi única vía de comunicación con mis seres queridos, gracias a las medidas adoptadas por el llamado Gobierno Revolucionario para condenar al destierro a todo profesional que decida hacer su vida en otras partes del mundo. Estas letras saldrán a la red tras cada llamada a La Habana e intentaré describir como veo mi ciudad a través de mis oídos, si no eres cubano y me visitas deberás comprender que si has nacido y crecido en un sistema democrático, un setenta por ciento de tu cerebro buscará una vía más fácil para interpretar lo que él recepciona como absurdo. La explicación es sencilla, quien ha sido engendrado en libertad se resistirá a creer como certeza la realidad contada bajo el prisma de una dictadura.
Esta no es una página política, es un espejo de la realidad de un país percibida a través de un teléfono. No puedo entrar a mi país vistiendo mi anatomía, representando a la fotografía de mi pasaporte, no tengo otra ocasión que hacerlo saltando a espacio a través de un satélite y aterrizar no sin dificultad escurriéndome entre los pequeños orificios del viejo receptor telefónico de la vecina de mi madre. Amo la vida, mi ciudad natal, sus calles y sus gentes y a pesar de lo engorroso de teletransportarme por vía sonora, visito mi tierra con frecuencia, nado entre voces, cubro mi piel con lágrimas disimuladas por la distancia y el sonido ambiente. A un ser pueden quitarle todo menos sus percepciones, un hombre puede ser desterrado, privado del abrazo de sus hijos y sin embargo disfrutar la audición de una sonrisa, esa música que crea la garganta de toda madre ante la voz de su vástago. Tengo fe en el futuro porque los pueblos andan cuesta arriba ,viendo pasar en sentido contrario a todos aquellos que un día creyeron estar por encima de ellos.
Pronto llamaré otra vez....

Ramón Muñoz Yanes.